28 Oct Lucas Bertani nos relata su historia
Lucas Bertani nos relata su historia sobre el ACV que sufrió a los 29 años y lo llevó a retransformar su vida.
LA NACION – 28 Oct 2017
Ese día a la mañana, Lucas Bertani había ido a visitar un cliente, a quien asesoraba con tareas administrativas, y a la tarde fue a la empresa familiar. Tres veces a la semana practicaba boxeo en un gimnasio. Ese día no fue la excepción. Se pesó, la balanza marcaba 80 kilos exacto. Hizo su rutina habitual de ejercicio hasta que sintió un pinchazo dentro de la cabeza; algo así como un tirón de pelo por adentro. Siguió con su rutina. Luego sintió un dolor muy fuerte en toda la cabeza; era insoportable. Se acercó a su mamá, que ese día estaba entrenando con él, para avisarle. Eso fue lo último que Lucas, en ese momento, de 29 años, recordó. La historia tiene un final esperanzador. Hoy, a sus 40 años, cuenta su experiencia.
¿Cuáles fueron las primeras sensaciones al despertar?
Cuando desperté estaba entubado y habían pasado dos meses. Lo primero que vi fue una luz muy fuerte como la de un flash, que era la luz de la habitación. Como hacía dos meses no habría los ojos, esa luz me parecía muy potente. Vi a mi derecha esos típicos monitores de las películas -los que llevan el ritmo cardíaco- y otra máquina, al lado, con una manguera que venía a mi cama, era el respirador. Tardé varios días en comprender lo que me había pasado.
¿Cómo era tu vida de antes?
Trabajaba, ejercitaba, comía relativamente sano, había dejado de fumar hacía 4 meses, estaba de novio y salía con amigos.
¿Y cómo fue tu rehabilitación?
Durante el coma bajé 35 kilos. Lo primero que tuve que superar fue dejar el respirador automático y hacerlo por mí mismo. Luego, la deglución para poder comer y dejar la sonda. Posteriormente trabajé para poder volver a hablar. Luego, pararme y dar un paso. Yo sabía que si podía dar un paso, iba a poder con el entrenamiento.
¿Qué mensaje podrías darle a alguien que esté atravesando la etapa de recuperación?
Para recuperarse hay que rehabilitar, ser constante. Lleva tiempo. También que se ponga objetivos a corto y largo plazo, y que va a terminar siendo más fuerte.
¿Cómo superaste este proceso?
Tuve momentos de duda y miedo. De experimentar dolores que nunca había sabido que existían. Lo fui superando a mis tiempos y formas. La actitud que tomé cuando me di cuenta de lo que me había pasado fue positiva, al saber el tiempo y esfuerzo que me iba a llevar poder superarlo, ya que no podía ir a estudiar, trabajar o hacer algún deporte. Me tomé la rehabilitación con seriedad, concentración e inteligencia, como si estuviera trabajando, estudiando o ejercitándome. Creo que la rehabilitación lo es todo para recuperarte. Si no la hacés, es casi imposible volver a tu vida; es como querer ser médico, contador o maestro, por ejemplo, sin estudiar ni ir a la universidad. Recuerdo cuando di mi primer paso. Cuando pude tomar líquidos y bañarme, por primera vez.
¿Cuánto tiempo estuviste internado?
Tras dos años de rehabilitación, en Alcla, me fui a casa. Ese día iba en el auto con mi padre, en mi casa nos esperaban mi mamá, mi hermana, mi tío y la señora que trabaja con nosotros hace más de 40 años y a quien no veía desde el momento en que me internaron. Al dar la vuelta en la esquina y ver mi casa de nuevo empecé a llorar y no podía parar. Era increíble volver. Todavía recuerdo el momento en que entré en la silla de ruedas y los vi a todos.
¿Qué te dio fuerzas?
Una noche internado escuché una frase en un programa de televisión, que dijo un participante español ciego:“Hombre que vence a otro hombre es muy fuerte, pero hombre que se vence a sí mismo es poderoso” y es tal cual. Creo que lo más difícil son las luchas con uno mismo para no bajar los brazos. Yo sentí que tenía dos opciones: me entregaba, pero si lo hacía lastimaba mucho a mi familia y amigos, o le daba para adelante venga lo que venga. Eso hice.
¿Qué vínculo generaste con el equipo interdisciplinario que te atendió en Alcla?
Con todos los que me atendieron tengo alguna anécdota linda y divertida. Ellos -creo- que no saben lo importante que son para un paciente. Estoy muy agradecido por darme una segunda oportunidad en la vida, que estoy aprovechando y disfrutando, con nuevas metas, sueños y proyectos. Esto se lo debo al equipo de profesionales y enfermería de Alcla. Con la mayoría sigo en contacto, a través de las redes sociales, con algún llamado o visitándolos cada tanto en la clínica.
¿Cómo es tu vida hoy?
Voy una vez por mes a Alcla para realizarme un chequeo general, aplicarme botox, ejercicios para el brazo y para caminar sin ayuda del bastón. Por suerte, solo me falta recuperar la movilidad del brazo izquierdo que, con mucho esfuerzo, lo muevo muy poco. Hoy hago una vida casi normal e independiente. Trabajo, retomé mi carrera de contador, salgo con amigos y alguna chica cada tanto (se ríe). Y algo que para mí era muy importante: volví a manejar, que era lo que me faltaba para sentirme más independiente.